Comunicación eficaz con mi hijo adolescente I

2 Sep, 2015 | Blog

“Conocer para entender”

Frecuentemente pensamos en la adolescencia como una etapa de conflicto, una etapa que hay que pasar y como  en muchos casos se dice: “cuanto antes se pase mejor”. Sin embargo, cuando pensamos en la adolescencia como una etapa previa a la maduración personal y psicosocial de la persona, no es difícil pensar en el increíble potencial del adolescente. Frente a esa rebeldía, deseo de independencia, aparente confianza en sí mismo y búsqueda de sus iguales,  está el deseo de experimentar y descubrir. Es por tanto, una etapa ávida de aprendizaje, de la vivencia de nuevas oportunidades, y de la elaboración de sus  consecuencias desde la desmesurada fascinación e inestabilidad emocional del adolescente. En consecuencia, es una etapa de riesgos que son valorados desde la inmadurez  neurobiológica, propia de la etapa del desarrollo, y en el seno de una relación de dependencia (con los padres o responsables-tutores) necesitada, aunque no querida, por el propio adolescente.  

Superar con éxito la etapa de la adolescencia es sin duda el mejor “seguro de vida” para la adultez. Conocer cómo funciona el cerebro de tu hijo adolescente te ayudará a entenderle y mejorar en la comunicación con él.

El adolescente se encuentra en una etapa de cambios (física, emocional y cognitiva): “A veces no se reconocen ni ellos a mismos”. Las chicas buscan la aceptación y el reconocimiento de sus amigos. Esta será la mayor fuente de estrés (y de satisfacción). Los chicos buscan, sin embargo, independizarse y marcar su diferencia frente al resto (por su fuerza, su habilidad,….).

En busca de su identidad necesitan de modelos (ídolos) a quien seguir, pueden ser ídolos ficticios del momento, frutos de la moda y el consumismo, o pueden ser verdaderos héroes de la historia o incluso tú mismo. Sin embargo, no te extrañes que en ocasiones te rechacen y desacrediten tu s recomendaciones: en el deseo de ser autónomo rechazan la protección y ayuda de los padres

  • Cuida y conoce el entorno y ámbito social de tus hijas adolescentes
  • Favorece la práctica del deporte de tus hijos,  potencia éstas y otras habilidades con las que puedan competir de forma saludable.
  • Procura mostrar a tus hijos, modelos de vida a quien seguir, modelos desde su infancia. “No dejes de trabajar por ser tú mismo su modelo”
  • “Respetad su intimidad”. No te preocupes cuando tu hijo no quiera ya compartir  actividades con vosotros padres.

Cuando revisamos el estadio de desarrollo y maduración neurobiológica del adolescente, debemos destacar dos fenómenos que condicionan su conducta:

Disregulación en la liberación de la dopamina (conocido como el neurotransmisor de la felicidad). Este hecho produce que el adolescente necesite de actividades más estimulantes que el adulto para conseguir el mismo placer o sensación de bienestar. Además  se produce una escalada más rápida que en el adulto en la búsqueda de actividades placenteras, cada vez más estimulantes y con mayores riesgos (de este hecho depende la capacidad adictiva del adolescente

Inmadurez del área frontal del cerebro encargada del control cognitivo (voluntario) de la conducta, de valorar los riesgos/beneficios de un acto o bien de visualizar los riesgos y definir una estrategia efectiva para conseguir el objetivo.

De estos hechos se deriva la conducta más puramente emocional del adolescente. El área cerebral responsable de las emociones y sentimientos ya está totalmente desarrollada y muy en conexión con el área donde reside la memoria, los recuerdos también producen emociones; por este motivo a pesar de que la conducta del adolescente sea mayoritariamente impulsiva y generada por las emociones que sugieren en él un hecho en concreto, estas emociones pueden ser a la vez de placer, por la atracción sensorial, y de aversión por la connotación negativa que conlleva, para él, este hecho. Esto último se da como consecuencia de la educación y formación recibida, la mayor parte en su pasado o desde su infancia, aunque en ese momento él no sea consciente del porqué de ese sentimiento.  Por este motivo aunque la conducta del adolescente sea emocional, las emociones y el grado de control sobre ellas no son las mismas en todos y están en relación con la educación recibida y las experiencia vividas. Por lo tanto ayudaros de estas recomendaciones:

  • Procurar trasmitir a vuestros hijos un sentir propio de una convicción religiosa o ideológica fundamentada en el respeto de la dignidad humana.
  • Educar en virtudes, vivir conforme a los valores que deseáis que sirvan de guía en el proceder de vuestros

En esta etapa de maduración cerebral, el adolescente poseen menor capacidad que el adulto de experimentar emociones y también de posponer una recompensa inmediata en función de una recompensa mayor posterior. Por tanto tienden a implicarse en  conductas de riesgos, que reportan una emoción mayor:

Si “buscan emociones fuertes”, promover actividades y proyectos que les apasionen: Favorecer su incorporación, según sus intereses y habilidades, en un grupo de creación, investigación, con fines solidarios,… donde se persiga un gran ideal.