En los primeros seis años de vida —y especialmente entre los cero y los tres— el cerebro atraviesa una etapa de crecimiento y plasticidad sin precedentes. Optimizar este periodo es la clave de muchos de estos problemas del neurodesarrollo y de la vida adulta. El contacto con el otro, la seguridad y confianza de los que nos rodean y la interacción con el medio (sonidos, luces… en la ciudad o en plena naturaleza) son los cimientos de nuestro bienestar futuro.
Sin embargo, algo se ha infiltrado en los hogares y ha ocupado un lugar como si de uno más se tratara: un infiltrado virtual; reconocerlo y darle su lugar real es ahora nuestra obligación.






