Problemas de conducta

A menudo los padres se quejan de que no consiguen que sus hijos les hagan caso cuando les hacen algunas peticiones simples como que colaboren con alguna tarea de casa o se pongan a hacer los deberes. Estas peticiones simples según los padres en ocasiones van seguidas de una variedad de respuestas inadecuadas como gritos, rabietas, silencio o confrontaciones que dan lugar a que la relación padre-hijo se vea afectada y esto repercuta en la vida familiar. En algunos casos, los problemas son tan importantes que los padres solicitan ayuda profesional.

Este tipo de conductas se presentan con gran inestabilidad e imprevisibilidad y tienden a acrecentarse con el tiempo y esto causa en los padres un importante estrés, los padres prestan demasiada atención a las conductas negativas descuidando reforzar las conductas adecuadas del niño. Cuando esto ocurre se crea una dinámica que provoca frustración e irritación en los padres. Esto da lugar a una aplicación incorrecta de las consecuencias por el mal comportamiento del niño lo que conlleva al uso frecuente de amenazas y en ocasiones, disciplina violenta. Esto provoca un deterioro de la relación padres e hijo con aumento de los conflictos interpersonales y una percepción negativa por parte del niño de sí mismo. La situación descrita hace que aumente el rencor y la incapacidad para ver algo positivo en los hijos y éstos en sus padres. Como resultado, los padres abandonan su rol como figuras de referencia y se puede producir un deterioro aún mayor de la situación que puede estar asociado con trastornos conductuales mas graves.

Es fundamental la formación de los padres en técnicas de manejo de conducta que les ayuden a modificar aquellas actitudes que refuerzan o mantienen el mal comportamiento de sus hijos y a poner en práctica estrategias para aumentar su conducta adecuada.